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¿Cómo se puede saber si un huevo es fresco?

Existen tres formas para evaluar la frescura de los huevos:

•  Con agua (materiales necesarios: un contenedor con medida, un litro de agua, cien gramos de sal, un huevo fresco, un huevo de tres (03) y seis (06) semanas de antigüedad respectivamente). Se coloca el huevo en un litro de agua en el cual previamente se han disuelto cien gramos de sal. El huevo fresco permanecerá en la base del recipiente. Por el contrario, mientras mayor sea su antigüedad, mayor será la facilidad para que el lado redondeado suba a la superficie. Esto se debe a que el espacio de aire que existe en el huevo va creciendo conforme pasa el tiempo. Un huevo de seis o más semanas, tenderá a flotar.

•  Con una linterna (materiales necesarios: una linterna, un rollo de papel higiénico, cinta adhesiva, un huevo fresco, un huevo de tres (03) y seis (06) semanas de antigüedad respectivamente). La frescura de un huevo puede ser determinada por su contenido. Se coloca el rollo de papel higiénico frente al foco de la linterna, sujetándola por la parte frontal, de tal manera que ninguna luz pueda escaparse por los lados. Se enciende la linterna y se mantiene el huevo frente a ella, con el lado redondeado opuesto al del rollo de papel higiénico. Mientras mayor sea el espacio de aire, mayor será la antigüedad del huevo. En un huevo fertilizado que ha sido incubado por seis días se puede observar las venas como pequeñas hebras oscuras.

•  Por el sonido (se necesita: un huevo fresco y uno antiguo). Si un huevo fresco es agitado suavemente junto al oído, no se oirá ningún sonido. Sin embargo, al realizar la misma acción con un huevo que sea de mayor antigüedad, se escuchará el movimiento de su contenido.

Es más fácil buscar el sticker con la fecha de expiración en la caja de los huevos y mantener dicha información durante su almacenamiento. Esta fecha corresponde al día en que los huevos fueron producidos más 28 días. Los huevos pueden ser expendidos en las tiendas hasta 21 días después de haber sido producidos. La mejor forma de mantener los huevos en buenas condiciones es almacenándolos en lugares fríos, alejados de las cebollas, detergentes o pescado, ya que la cáscara de un huevo posee una gran cantidad de poros diminutos que permite el paso de los aromas y que podrían impartirle malos olores. Los huevos ya no son frescos después de seis semanas de producción, y por ende, la calidad se ve reducida.